Jesucristo Verdaderamente Vive
Cristo, resucitado y glorioso es la fuente profunda de nuestra esperanza.
Su resurrección no es algo del pasado; entraña una fuerza de vida que ha penetrado el mundo.
Donde parece que todo ha muerto, por todas partes vuelven a aparecer brotes de la resurrección.
Es una fuerza imparable.
Verdad que muchas veces parece que Dios no existiera: Vemos injusticias, maldades, indiferencias y crueldades que no ceden.
Pero también es cierto que en medio de la oscuridad siempre comienza a brotar algo nuevo, que tarde o temprano produce un fruto.
En un campo arrasado vuelve a aparecer la vida, tozuda e invencible.
Habrá muchas cosas negras, pero el bien siempre tiende a volver a brotar y difundirse.
Cada día en el mundo renace la belleza, que resucita transformada a través de los tormentos de la historia…
esta es la fuerza de la resurrección y cada evangelizador es un instrumento de este dinamismo.
“La alegría del Evangelio”. Exhortación Apostólica del Papa Francisco n.276.
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